Entrevista con Miguel Ángel Casaú.
- Antonio Lois
- 21 mar 2014
- 6 Min. de lectura
Miguel Ángel Casaú Valverde es escritor. Su biblioteca está llena de novelas de ciencia ficción y sus mundos inventados están lejos del nuestro. En la entrevista realizada por Antonio Lois, nos cuenta cómo salta al futuro y qué hace para que parezca tan real como nuestro vecino del bajo derecha.
Murcia Literae: ¿Qué te motivó a crear historias de ciencia ficción?
Miguel Ángel Casaú: Quizá se deba a que la ciencia ficción, y más en concreto la distopía, que es el género narrativo que utilizo, sirven para subrayar las deficiencias y los excesos de la sociedad en la que vivimos. Soy de los que opina que la distopía es el estilo más crítico que hay en la actualidad, con nuestra forma de vida y con la naturaleza del ser humano.
ML: ¿Qué libros consideras que fueron las piedras angulares en tus comienzos como lector? ¿También lo fueron como escritor?
MAC: Los libros son como peldaños de escaleras: unos te llevan a otros casi sin darte cuenta. Hay obras que en su día me marcaron mucho y hoy sería incapaz de leerlas, pero si tuviera que escoger unas cuantas para llevar a una isla desierta, me quedaría con “El Quijote”, “Crimen y castigo”, “Cien años de soledad! e “It” de Stephen King.
ML: ¿Consideras que ha habido cambios en las tendencias dentro del género de la ciencia ficción desde sus orígenes?, en ese caso, ¿cuáles son los más significativos? ¿Qué opinas de las tendencias actuales?
MAC: Todos los géneros van evolucionando según se mueven los tiempos y las sociedades, pero el mensaje viene siendo el mismo, porque la naturaleza del hombre permanece inalterable, al menos, que yo sepa. Podemos hablar de “Un mundo feliz”, de “Farenheit 451” o de “1984” sin que ninguna de ellas pierda actualidad u originalidad. En estos años que corren, dentro del panorama literario español, hay algunos autores de ciencia ficción que me interesan, como es el caso de David Monteagudo con su novela “Fin”, o Emilio Bueso con “Cenital”, y de fuera de España tenemos al norteamericano Cormac McCarthy con “La carretera”. Novelas apocalípticas en su conjunto.
ML: La caída de la Unión Soviética, la incursión de las Nuevas Tecnologías en todas las capas de la sociedad y en la vida diaria de todos las personas, la caída del muro de Berlín, los monopolios de la información focalizados por grandes grupos mediáticos, el terrorismo y el 11 de septiembre, los grandes descubrimientos en materias como genética y biología… ¿Crees que el género se ha visto afectado por los cambios culturales y científicos de los años 80 y 90?
MAC: Sí y no, porque los miedos del hombre son iguales para todos, como también lo son los deseos, las envidias o los recelos. Se pueden actualizar los contextos y las historias, pero no los sentimientos o las sensaciones.
ML: Vivimos en un mundo en continuo progreso científico, ¿crees que la ciencia siempre camina un paso por delante de la imaginación fantástica? ¿Cuál crees que será el reto más grande para los nuevos escritores de ciencia ficción?
MAC: Más bien es la imaginación la que ha caminado siempre por delante del progreso científico, y no al contrario. Cualquier cosa que el hombre sea capaz de imaginar, por imposible que parezca, suele convertirse en una realidad. Ya lo vimos en su día con Julio Verne. En cuanto a retos con los que enfrentarse la ciencia ficción, porque están ya a la vuelta de la esquina, son los problemas éticos y morales que van a generar la creación de inteligencia artificial y de vida artificial por obra y gracia del Homo Sapiens.
ML: En tu obra parece que impera un sentimiento de fraude del género humano, donde han fallado las primigenias tendencias del hombre que se sacrifica en beneficio de la colectividad, imperando en el tiempo, los intereses de las personas como entes solitarios, egoístas e interesados. ¿Estás de acuerdo con esa opinión que me merece tu narrativa? ¿Qué piensas de los autores que optan por retratar sociedades distópicas, casi de darwinismo social, en los que la naturaleza del ser humano queda francamente comprometida?
MAC: La verdad es que cada vez soy menos optimista con respecto al ser humano. Pienso que no tenemos remedio y que estamos condenados a desaparecer por propia capacidad autodestructiva, lo malo es que condenaremos a otras muchas especies antes de irnos al garete. El mundo no se merece individuos como nosotros, estamos de sobra.
ML: En los últimos años se han dado pasos significativos donde la ciencia ficción ha pasado de ser un género encorsetado en kioscos y enmarcado en formatos pulps, y ha empezado a considerarse como un género con pleno derecho literario. Aunque sigue sin tenerse en cuenta en festivales, concursos, eventos literarios, etc. ¿Consideras importante generar un espacio para la ciencia ficción en estos eventos? ¿Estarías dispuesto, dado el caso, a ser partícipe de ellos?
MAC: Actualmente comienzan a concretarse nuevos eventos relacionados con el género de la ciencia ficción, como el premio 451 de Novela de Ciencia Ficción, que en su primera edición, el año pasado, lo ganó el murciano Pedro Pujante con su obra “El absurdo fin de la realidad” o el Premio Universidad Politécnica de Cataluña de Novela Corta. Y para finalizar, tenemos un clásico: El Premio Minotuaro.
ML: Ursula K. Leguin, es la honrosa excepción que confirma la regla. En tu opinión, ¿a qué se debe la ausencia de mujeres en la ciencia ficción?
MAC: Es cierto. Pocas mujeres hay. Aunque yo estoy más en sintonía con Ayn Rand y su “Rebelión del Atlas”, donde se mezclan filosofía y distopía al mismo tiempo, que con Úrsula K. Leguin y su serie “Terramar”, que está más emparentada con la fantasía. Quizá la ausencia de femenina sea porque ellas tienen los pies más en la tierra que nosotros. Es una broma.
ML: ¿Julio Verrne o Isaac Asimov?
MAC: En cualquier caso: Ray Bradbury con su Farenheit 451 o Anthony Burgess y su “Naranja mecánica”.
ML: Ya que nombras a Ray Bradbury, que falleció hace un par de años (5 de junio de 2012) ¿nos quedamos sin uno de los asteroides más luminosos de la ciencia ficción?
MAC: Por suerte, siempre surgirán nuevos talentos con nuevas ideas mientras el mundo funcione. Es ley de vida. Y, también, de muerte. Hay que pensar que dentro de ciento cincuenta años no nos echaremos de menos ninguno de los que hoy estamos presentes sobre la tierra, pero sí permanecerán las obras que pasen la criba del tiempo. Es la magia de la buena literatura y de cualquier otro tipo de proceso creativo.
ML: Aunque Lovecraft (1890-1937) popularizó la fusión terror-ciencia ficción hace un siglo, ¿crees que aún funciona esa fórmula en el lector del género?
MAC: Soy de los que opina que terror y ciencia ficción resultan una excelente combinación. En mi primera obra “De dioses hombres y demonios”[1] predominaba más el terror que la ciencia ficción, y en la segunda obra “Felicity”[2], es donde se daba más esta conjunción de géneros, en la tercera, sin embargo, titulada “Dalipoli, ciudad de consumo intensivo”[3], sobresale con diferencia la distopía. Otro autor que también utiliza actualmente esta combinación con alguna que otra frecuencia y que sin embargo se le asocia casi en exclusiva con el género de terror es Stephen King, por ejemplo con “Los Tommyknockers”, una obra que me sorprendió mucho en su día.
ML: Aunque sea un tópico falto de imaginación como entrevistador, no me resisto a preguntar, ¿qué se estás leyendo y en qué estás trabajando?
MAC: Soy multitemático y llevo siempre varios libros en danza, las obras más recientes que he leído han sido: “Lobisón” de Ginés Sánchez, un murciano que ganó el Premio Tusquets de Novela el año pasado, “Las batallas del desierto” del mexicano, recién fallecido, Jose Emilio Pachecho, una novela muy cortita pero que constituye toda una joya en su conjunto, y por último, una obra de lectura imprescindible como es “El desierto de los tártaros” de Dino Buzatti, el premio Nobel J. M. Coetzee se basó en esta novela para escribir “Esperando a los bárbaros”. Con respecto a qué estoy haciendo ahora, te diré que acabo de finalizar una novela que quizá sea la más personal que haya hecho, donde mucho de mi pensamiento trasciende entre sus líneas. En esa novela soy todos los personajes y a la vez no soy ninguno de ellos, como una amalgama de colores blancos y negros. Pero eso es otra historia.
[1] Nota de ML: Ellago Ediciones 2003.
[2] Nota de ML: Ellago Ediciones 2006.
[3] Nota de ML: Editorial Corona Borealis 2011.
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